El Inti Raymi fue una de las festividades de mayor relevancia durante el tiempo de los Incas, esta fiesta era celebrada durante el mes de junio en el solsticio de invierno. Era una celebración de agradecimiento en honor a la deidad principal del Tahuantinsuyo, el Inti o Sol.
Según detallan las crónicas, la celebración era realizada en el Cusco con mayor solemnidad, pero a la vez se llevaban a cabo en menor escala a lo largo de todo el territorio andino.
La ceremonia estaba dirigida por el Sapa Inca, quien en días anteriores realizaba una purificación mediante ayunos y abstenciones. Antes de que amaneciera, en la plaza principal ya se encontraban las Panacas; el Sapa Inca tomaba un kero de oro y ofrecía al Sol un brindis de Chicha de Jora con los primeros rayos del alba; sacrificaban llamas especiales, de preferencia negras, para ofrendar el corazón aun palpitante de este animal, era un acto de suma importancia para la cosmovisión Inca y era realizado por el Willka Umu o sumo sacerdote, utilizaba la sangre obtenida de este sacrificio para remojar unos panes de maíz que eran preparados solo para esta celebración. Este bocado sagrado era ingerido por el Sapa Inca y este a su vez compartía con los demás jefes étnicos participantes, este ritual era llamado Sanku, simbolizaba la unidad para todo el Imperio.
Con la llegada de los españoles y el proceso de extirpación de idolatrías, la celebración fue prohibida en 1572 por el virrey Francisco de Toledo por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica. Los nativos andinos siguieron conmemorando esta celebración clandestinamente. En una época posterior, llegó a ser comprendida como una celebración de protesta en contra del subyugo español, pues el sincretismo naciente en ese periodo permitió a los andinos continuar con algunas de sus celebraciones bajo un esquema de imaginería colonial, en donde las deidades andinas se yuxtaponían con las imágenes cristianas, creando así un nuevo culto que se adaptaba a ese tiempo. Esto permitió que las tradiciones religiosas andinas perduren en el tiempo, pero con ciertas adaptaciones para que no pudieran ser sancionadas por las autoridades eclesiásticas de la época.
En las primeras décadas del siglo XX, Faustino Espinoza Navarro efectuó una reconstrucción histórica del Inti Raymi, tomando de referencia a las Crónicas de Garcilaso de la Vega, quien fue el que mejor pudo comprender esta celebración, y desde esa fecha en adelante la ceremonia volvería a ser un evento público y de gran atractivo turístico.
En la actualidad la festividad se celebra el 24 de junio, siendo esta la fecha central de las festividades de Cusco. Los rituales inician desde las primeras horas de la mañana en el Coricancha, terminada esta parte los participantes y actores se dirigen hacia el Haucaypata donde se hará entrega del Quipu (Elemento de contabilidad andino) a los mandatarios actuales de la ciudad del Cusco. Se realiza un paseo en andas del Inca y la Coya por todo el perímetro de la plaza mayor. Las celebraciones culminan en Sacsayhuaman con los rituales de sacrificio ya relatados y con danzas representativas de la región.
“El Inti Raymi aún se celebra como rito sincrético en muchas comunidades andinas. En el callejón interandino septentrional del Ecuador, por ejemplo, el conjunto de festividades relacionadas abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada ciudad sus propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana como efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.”